Como si se dirigiera a la tribuna del Parlamento para hacer uso de la palabra, el doctor y senador Erasmo Vidal y Rojas se encaminó hacia la silla confesionaria que él mismo había ideado, sólo que ahora no se trataba de elogiar y aprobar una nueva ley envia-da por el Ejecutivo creando un nuevo impuesto, sino de exponer con sinceridad el error más grave en el ejercicio de su carrera médica...