A Frances Inglis, alias Madame Calderón de la Barca, le recomendaron no vestirse de china poblana. Esos trajes, le dijeron, los usan las mexicanas de «reputación dudosa» y no son propios de la esposa de un ministro plenipotenciario. Madame Calderón de la Barca registró la anécdota en una carta que escribió en la década de 1840.